En mi cabeza tenía mil formas de comenzar este post pero se me olvidaron todas. Es que este mes ha sido tan caótico, lleno de emociones y compromisos que tengo la cabeza por las nubes.
Si intentase subirme a una máquina del tiempo y retroceder tres años, la Natalia del pasado respondería “NO” ante la pregunta ¿y tú, crees que te casarás en el futuro? Y supongo que esa certeza de quererlo viene de la mano con la confianza de un amor sano, lleno de proyectos y de sueños en común.
Con Jin habíamos hablado de matrimonio cuando yo estuve en Seoul. No había motivo para no hacerlo. Nos amámos, queríamos estar juntos y el poder celebrar este amor con nuestras familias nos parecía algo maravilloso.
Jin tenía todo listo desde el primer día que llegó a Chile (14 de marzo de este año). Yo lo único que pedía era que por favor no lo hiciera en el aeropuerto ¡me hubiese dado mucha vergüenza! Así que cuando llegó, nos abrazamos mucho rato, nos dimos un beso y yo intenté salir lo más rápido posible de ahí para irnos a mi casa y no tener que pasar por eso. (Aunque menos mal nunca estuvo en sus planes).
Cuando llegamos a mi casa subimos las maletas al segundo piso y el me dijo que me había escrito una carta. Yo, media atontada por no haber dormido bien la noche anterior, nunca imaginé que esta fuese parte de su “propuesta”. Y como amo las cartas escritas a mano, me senté muy feliz a leerla.
Y leía y leía y lloraba y lloraba. Lo que estaba ahí escrito era precioso, cuidado, tierno y sutil. ¿Yo me merecía todas esas lindas palabras? Cuando terminé de leer, vi que decía:
No supe como reaccionar. Sólo decía que sí con la cabeza pero no podía hablar. Sí, yo sabía que me iba a pedir matrimonio, pero nunca esperé que fuese de una forma que, si bien era sencilla, estaba cargada de amor y de frases tan cuidadas. De hecho, uno de los motivos que Jin tuvo para escribir fue ese mismo:
“La escribí porque quise decir cuánto te amaba, además quería dejar algo físico que nos ayude a recordar este momento, no sólo decirlo en palabras, sino que cuando quiera puedas volver a leer una y otra vez esta carta si quieres pensar en este día”.
Lo más interesante de todo, es que la propuesta de Jin fue en español. Yo en el momento no pensé en cómo había aprendido esa frase, o quién se la había enseñado (porque obvio, andaba feliz pensando en arcoíris, pajaritos y unicornios), hasta un par de horas después en la que me escribió una amiga que conocí por Twitter contándome su importante papel en todo esto:
“Nati, tengo que contarte algo. Creo que tu novio me habló por una app para aprender idiomas, estoy casi segura que era él porque también se llamaba Jin y quería saber cómo decir “would you marry me?” en español para pedirle matrimonio a una niña en Chile. Estoy pa la cagá, estoy feliz de poder ayudarlos”.
Y claro, luego Jin me comentó que había descargado una aplicación que se llama “Hello Talk” donde buscó a una persona chilena. En el top de la lista estaba Tere, quien en ese momento estaba en Seoul. Le pidió ayuda y ella lo hizo sin saber que ambos me conocían. El destino hace cosas fantásticas.
Luego de toda esta emoción inicial tuvimos muchas juntas familiares, otras tantas con amigos, y nos sentamos a planificar procesos que les iré contando más adelante. Ya tenemos fijada la fecha: 28 de septiembre de este año, ya reservamos el lugar y estamos planeando un tipo de ceremonia diferente.
Sabemos que queremos unir ambas culturas en nuestro matrimonio. Nos casaremos con Hanbok, que es el traje tradicional coreano, los que mandaremos a hacer cuando yo vaya en mayo de este año para Seoul.
En este viaje también aprovecharemos de hacer otras cosas: hablaremos con el mismo joyero que hizo mi argolla de compromiso para que diseñe nuestras argollas de matrimonio, nos tomaremos una sesión de fotos de matrimonio (que para los que no saben, son sesiones de aproximadamente 6 a 8 horas donde te maquillan, peinan y pasan muchos trajes de novia y novio para tener unas fotos maravillosas), veremos temas de la visa, tendremos un mini viaje a Hong Kong, pero lo más importante es que también nos casaremos en Korea. Sí, de vuelta de este viaje de mayo seré señora oficial.
Me pone muy contenta el poder contarles todas estas cosas, muchos y muchas han sido parte de nuestra alegría y hubiésemos querido compartir con mucha gente más- pero había tanto que hacer y tan poco tiempo- aunque de todos modos sabemos que en un futuro podremos reunirnos, conocernos y seguir siendo felices.
Espero seguir haciendo post respecto a este proceso. Hay tantas cosas entretenidas que mostrar, así que espero puedan entretenerse al igual que nosotros leyendo esto.
Los queremos mucho, y si de algo estamos agradecidos es de todas las muestras de afecto sinceras, amor, buenos deseos y apoyo que hemos recibido desde que comenzamos a estar juntos, y esperamos nos acompañen por muchos años más.
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