Travels

Seúl: tierra de hojitas amarillas y comida rica

December 6, 2018

El viaje a Asia era un sueño que venía planeando desde hace mucho. Los que me conocen, sabrán que estuve hablando de ir a Seoul y Tokyo un año antes de partir. Sí. Más que Europa, más que el caribe, yo quería ir a darme una vuelta por esas ciudades y ver si era todo tan melancólico como me lo describían los libros que había leído durante muchos años.
Luego de una escala de más de 12 horas por un vuelo fallido de Delta en la aburrida ciudad de Atlanta, llegamos al aeropuerto de Incheon queputaqueesgrande. La salida fue expedita- de hecho la niña de migraciones me habló en español y fue muy WTF- y todo llegó en perfectas condiciones. Yo tenía terror de que mis maletas estuviesen perdidas en el espacio tiempo pero no, todo funcionó a la perfección.
A la salida me estaba esperando Jin. Yo quería correr a abrazarlo pero el poco PDA asiático me hizo ser tímida. Así que solo lo abracé un poquito y le di un beso chico.

Llegué al airbnb, muy cansada por cierto, ordenamos un poco y nos fuimos a acostar.

Al día siguiente no sabíamos muy bien qué hacer. Estábamos en Seoul y no podíamos creerlo. Estábamos tan lejos de casa…pero se sentía bien. Aún no teníamos shock cultural (de hecho, creo que nunca lo tuvimos en Korea) y todo andaba bien.
Estuvimos muchos días e hicimos muchas cosas, pero quería hacer mención honorífica a ciertos highlights del viaje, porque sino estaría escribiendo un libro y no un post yyyyyyyyyyyyyyy aquí van (redoble de tambores):

1. Café de Perros

Ya, fuimos a un café de mapaches y sí, eran gordos, peludos y ladrones. Una maravilla de animal, pero el café de perros por lejos fue lo mejor que me pudo haber pasado en la vida.
Estaba a dos cuadras del departamento de Hongdae donde nos estábamos alojando y se encontraba en un cuarto piso- muchas cosas son así en Korea, el espacio es tan poco que deben optimizarlo, entonces es normal encontrar tiendas en un piso 10- y fuimos las primeras en llegar.
Yo me esperaba encontrar 5 perros, con eso ya me sentía más que satisfecha, pero entramos y habían QUINCE, y todos eran maravillosos, esponjosos y olían bien.
No había tiempo límite de estadía, y tampoco cobraban entrada, por lo mismo las bebidas eran un poco más caras que en otros cafés de animales PERO eran ricas. (en el café de gatos las comidas y bebidas eran pésimas). Me tomé un smoothie de frutilla con yogurth de un tamaño considerablemente grande por seis mil pesos chilenos. Seis lucas y perros gratis. Bacán po. Aquí les dejo la cuenta de instagram por si se animan a ir o quieren ver a esos maravillosos seres de luz de cuatro patas.

Aquí yo en mi paraíso terrenal.

2. Amigos

Quizás es un poquito feo hablar de los amigos después de los perritos, pero bueno, también los quiero mucho.
Una de las principales intenciones del viaje era poder conocerlos en persona. Había estado hablando virtualmente con ellos desde el 2016, y la Romi con Jacobo- del Café Forastero– tuvieron la oportunidad de verlos cuando fueron a Seoul durante el 2017.
Ese día nos juntamos en el café 1984 donde, además de vender café, tienen una excelente curatoría de objetos de diseño independiente, nacional e internacional.
A pesar de la barrera idiomática, logramos conversar muchas horas sobre cosas triviales y algunas más importantes, como las grandes diferencias culturales entre Chile y Korea. Fue un momento muy bonito y cálido porque, a pesar de ser la primera vez que nos veíamos en persona, la recepción fue muy dulce. Los sentí como amigos de toda la vida.

Amiguitos.

3. Comida

QUÉ SERÍA DE KOREA SIN SU COMIDA. Ya, es verdad que en Chile no estamos acostumbrados para nada a la comida picante, y a pesar de saber que iría a sufrir, logré disfrutar todo. Es increíble ver lo económico que es comer comida casera en restoranes, y lo mucho que disfruta la sociedad koreana de sus platos tradicionales.
김치찌개, 비빔밥, 삼겹살, e incluso el 죽 (una especie de papilla de arroz con vegetales y pollo), me dejaron extasiada. ADEMÁS NO COMEN PAN Y OBVIO QUE UNA VUELVE MÁS FLACA.
Comida sana, vegetales cocidos o salteados, muy poca fritura- excepto si vas a comer parrilladas- hacen que la extrañe todos los días y que, a la vez, me hagan pensar que el sabor de nuestra comida coreana no es tan rico como lo sentía antes del viaje.

4. Hanboks

El hanbok (한복) es el traje tradicional coreano. El diseño que se ocupa hoy en día es el que se estableció en la dinastía Joseon.
Una de las cosas que yo quería hacer desde antes de llegar a Seoul era ir al Palacio de Gyeongbokgung (경복궁), principal durante la dinastía Joseon, y vivir la fantasía de la princessssa Koreana.
Para eso, Jin buscó entre muchos lugares donde arrendaban Hanboks, porque todos se veían feos o de mala calidad, hasta que encontró uno que nos convenció. El precio era de 10 mil pesos chilenos por 4 horas e incluía peinado. Las niñas que atendían fueron muy amables y ayudaron a escoger colores ideales para cada una, e incluso ayudaron a vestirnos.
Al salir a la calle mucha gente nos quedaba mirando, ¡éramos tres extranjeras usando ropa tradicional! Sin embargo todas las caras fueron de alegría e incluso hubo niños que nos saludaron.

Aún me quedan muchas cosas por contar del viaje. La segunda parte del roadtrip por todo el país que organizó Jin estuvo preciosa, así que obvio que haré un post de eso.

Gracias por leeme <3.

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