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Última parada 2018: Isla de Jeju

December 27, 2018

Antes de volver a Chile decidimos pasar por la Isla de Jeju. Porque claro, cómo perderse una de las siete maravillas (naturales) del mundo si solo estaba a una hora de vuelo desde Seoul.

Tomamos el primer vuelo, el cual salió a las 7:30 am desde el aeropuerto de Gimpo, y al llegar nos subimos a un bus que nos llevó directamente a la empresa que nos arrendaría un auto para recorrer la isla. (El auto era blanco y parecía un pan de molde. Era feo pero a mi me gustaba mucho por lo mismo).

Lo primero que llamó mi atención al llegar fueron dos cosas: el leve aroma a mandarinas que impregnaba varias zonas de la isla- de hecho, Jeju se caracteriza por sus mandarinas dulces-, y los pequeños “moais” que estaban esparcidos por todas las calles, casas y zonas. Estos se conocen como harubang (돌 하르방), los cuales ofrecen protección contra demonios. De ahí que muchas veces se encuentren en pórticos o entradas.

Como sólo estaríamos 4 días, decidimos recorrer muchos lados y alojarnos en distintas zonas de la isla, pero antes de todos esos maratónicos días, pasamos a tomar desayuno a un café que tenía como vista principal la playa de Hamdeok (함덕해변). En la terraza del café nos quedamos dos horas disfrutando las vistas de aguas cristalinas y peces que nadaban en el fondo del mar. Porque sí, el agua era tan transparente que podíamos ver todos los peces.

Latte, Americano y pancitos frente a Hamdeok

Luego, para seguir disfrutando antes de ir a almorzar, pasamos a la playa de Gimyeong Seonsegi (김녕 성세기 해변), donde tuvimos momentos apacibles. No había mucha gente, solo una mamá y una hija que estaban haciendo una sesión de fotos, un grupo de 3 amigos y nosotros. Jugamos con los cangrejitos ermitaños que andaban entre las rocas y conversamos de muchos planes que teníamos para el futuro. Creo que este fue otro de los momentos más tranquilos que tuve durante el viaje.

Jin siendo feliz en la playa

Después de comernos unas hamburguesas gloriosas, llegamos a nuestro hostal llamado Ojori y lo recomiendo demasiado. Nos alojamos en el último piso, por lo que teníamos unas vistas impresionantes, la habitación era enorme, y el dueño del lugar servía un desayuno delicioso. El lugar es agradable y tranquilo, ideal para desconectarse y ver las estrellas que contrastaban con el imponente cráter de Seongsan Ilchulbong, el cual visitaríamos al día siguiente.

Vista desde el hostal

a las 7:00 am en el hostal, antes de ir a tomar desayuno

A la mañana siguiente nos levantamos temprano para poder ver con calma el cono de Seongsan. Formación volcánica que está declarada patrimonio por la UNESCO. Cuando llegamos pude ver muchos estudiantes que, supongo, estaban de paseo por algún tipo de gira de estudios, y aunque llovía fuerte, a nadie le importaba mucho: El paisaje era sorprendente. Digno de un libro de Emily Brontë.

Luego, nos fuimos a caminar por la playa de gwangchigi (광치기해변), y aunque seguía lloviendo con un viento muy helado, también pudimos disfrutar de esa costa que, para mi, era similar a las playas de la sexta región de Chile.

Seongsan

Llovía pero daba lo mismo porque estábamos muy felices. ji.

Como seguía lloviendo fuerte, después de almorzar fuimos a nuestro siguiente alojamiento, el Hotel Haevichi, el cual es parte de Hyundai (De hecho, hay autos en el lobby del hotel). Nos aclimatamos un poco y de ahí nos fuimos directo a la piscina temperada.

Como paréntesis, y respecto al tema piscina, me dio mucha risa el ir directamente desde mi habitación con el traje de baño puesto. Cuando entré a la zona de lockers para mujeres, todas estaban ahí, desnudas, conversando sin ningún pudor. Y yo, la única rara con el bikini ya puesto. Me gusta eso de la “no vergüenza” del cuerpo por el solo hecho de estar desnudo. La no sexualización del cuerpo en contextos en los que obviamente no tiene por qué ser sexualizado.

A la mañana siguiente nos dirigimos a las cascadas de Cheonjeyeon, que son tres saltos de agua muy cercanos al nivel del mar. Seguía lloviendo, y recorrer el camino era cansador, así que terminamos agotados, mojados pero felices. Además, a mi me recordó mucho al paisaje del sur de Chile. Era como estar en casa.

La única foto decente de la primera mini cascada. las otras eran mejores y más caudalosas pero llovía mucho así que no saqué el teléfono para fotografiar.

Esa tarde llegamos al hotel Shilla, era nuestra última noche y queríamos aprovecharla al máximo porque el hotel, literal, tenía de todo: fuimos a una degustación de vinos, y de ahí pasamos a un show de magia. Ya cerca de las once de la noche nos fuimos a la piscina temperada, que era tan pero tan grande que alcanzaba a tener una pantalla gigante para proyectar películas.

También, al costado de la piscina, habían colchones cubiertos por toldos de tela, los cuales estaban temperados, lo que era agradable considerando el frío que hacía en el exterior. Fuimos los últimos en salir de ahí pero después pasamos al sauna, para temperarnos un poco antes de volver al Hotel.

Lo que veíamos desde la habitación

La mañana siguiente era nuestra última mañana. Intentamos llegar al volcán de Hallasan (el cual también está declarado patrimonio por la UNESCO), pero había tanta niebla que no pudimos verlo. Por lo mismo, nos dirigimos al cráter de Sangumburi el cual es el único cráter de la isla que se encuentra a nivel del suelo y nuevamente nos encontramos con un parque con flores bellísimas, donde tomamos algunas fotos.

Sangumburi

El viaje por Jeju estuvo increíble: comimos pizza con mandarina (porque la pizza con piña nunca es suficiente) y también pude probar otras delicias de la zona (carne de cerdo y caballo) y conocimos una tetería fantástica. Fue un cierre perfecto de unas vacaciones perfectas. Al volver a Seoul, sólo me quedarían 3 días para regresar a Santiago y cerrar la primera parte de conocer un país que se transformará próximamente.

Durante el 2019, antes de instalarme definitivamente, volveré para poder comprar algunas cosas que necesito y que obviamente les contaré.
Me gusta mucho esta lógica del blog, porque sé que aunque sean pocas personas las que leen estos textos, nunca perfectos y nunca tan entretenidos, me hace feliz poder escribir y contarles de cosas que me abrieron la mente y el corazón.

2 Comments

  • Reply
    Frenanda
    May 23, 2019 at 12:33 am

    Me gusta mucho como relata tu experiencia, es muy cercana y sincera. Quiero ir también jajaja.
    🙂

    • Coosmia
      May 31, 2019 at 11:26 am

      Hola Fernanda!
      Muchas gracias por leerme, y por gustar de como escribo ajaja. Espero ir actualizando un poco mas seguido.

      Un abrazo!

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