Podría partir contándoles que el Forastero está en Cumming 54 a pasos del Metro República, pero qué fome y predecible sería.
Mejor les cuento que Café Forastero, o el F. como amorosamente le decimos, es una segunda casa para mí, que además vende cafecito y cosas riquitas para comer.
A este lugar llegué el 2015, intentando encontrar espacios para vender las copias físicas de una revista de música a la que varios quisimos mucho, y de ahí no me fui más. Está piloteado por Jacobo Lanzarini y Romina Marigual, pololos adorables y, más importante aún, unos profesionales bacanes del café (de hecho, si algo sé de café, es gracias a ellos. Gracias nenes).
Por el forastero ha pasado mucha gente bacán, siempre generando un ambiente de buena onda y acogida que es difícil ver por este lado del mundo. Además, siempre tienen la intención de ayudarte a escoger entre cada una de las preparaciones que tienen, entre las delicias que salen de la máquina de espressos, de la calma de la preparación de filtrados o de la gran carta de té.
Fuera de lo evidente que se pueda decir en torno a una cafetería, en el Forastero he, y hemos, pasado momentos muy lindos. Se han hecho (y hacen) grandes comidas para los primero de mayo con trabajadores y amigos, e incluso una adorable celebración de Halloween con torneo de Latte art incluído.
Recuerdo que con la Romi estuvimos una mañana hablando muy en profundidad en torno al rol que tiene la mujer en la industria cafetera nacional, feminismo y todo lo que se estaba moviendo gracias a Mujeres del Café. Una organización de cabras que intenta, y logra con éxito, posicionar a las baristas, tostadoras y profesionales mujeres que se vinculan con este rubro.
O con baristas que ya se han ido, como el Seba, un actor y futuro fonoaudiólogo sequísimo en todo lo que hace, con el que siempre pude tener de esas conversaciones que te hacen explotar la cabeza. O la Pepi, con la que siempre hablábamos de Kpop y bailábamos Twice. La lista es grande porque siempre todos y todas han sido personas fabulosas.
Entonces, si buscan un lugar para probar buenas bebidas, de orígenes diversos (etiopía, Uganda, etc, etc, etc), y con buena onda, vayan. MUY VAYAN.
Yo no sé qué más contar respecto al Forastero. Siempre han sido unos bacanes conmigo, me han abrazado cuando he tenido colapsos mentales, me he detenido a analizarme escuchando musiquita bonita, me he quedado pegada por horas en las mañanas viendo las luces bonitas que entran por las ventanas y, por sobre todo, han sido unos buenos amigos. Unos buenos amigos que preparan buen café. WIN WIN.
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