El 21 de junio de este año “conocí” a Jin. Digo conocer porque empezamos a hablar todos los días. Todo el día. No importaban mucho las 12 horas de diferencia entre Corea y Chile. Nosotros hablábamos. Hablábamos de gatos, de perros, de música, de la lluvia. Me acuerdo que lloré en la calle cuando me contó una historia y creo que yo también lo hice llorar. Así de intensos.
El día 4 de julio yo andaba triste. Y conversamos esa noche sobre lo bonito que sería vernos en persona. (Obvio que a esta altura ya me gustaba pero cómo decirle que me gustaba si vivíamos tan lejooooooos).
Al otro día, me despierto a las siete de la mañana, abro Kakaotalk (whatsapp coreano) y veo que tengo una foto de unos pasajes de avión…¡Jin venía y llegaba el sábado!
Y estábamos a jueves. Cómo poder procesar que alguien viene a verte desde el otro lado del mundo porque tienes pena. Aún sigo sin entenderlo…Durante esos días no supe mucho qué hacer. Estaba nerviosa- obvio- y no podía dejar de pensar en todos los terribles escenarios que podían pasar, como caerme, que me diera alergia fulminante o que hubiese un terremoto grado 9 que me espantaran al futuro pololo.
Pero no pasó nada… excepto cosas buenas. Esos días estuvieron llenos de bruma, clima frío y mucha calma. Desayunos largos, café rico, paseos que me hicieron sentir turista en Santiago. Era impresionante como nos llevábamos tan bien siendo que recién nos estábamos conociendo.
Lo que más me gusta en una persona, es poder tener de qué hablar. Y Jin era misterioso, era difícil de leer y eso era cada vez más entretenido para mi. Cuando me pidió pololeo ( sí, me pidió pololeo en español diciendo “quieres ser mi polola?”) no me lo esperé nunca. ¿Han conocido a gente que cuando la miran piensan en lo profundo que deben ser sus pensamientos, casi oceánicos, casi prehistóricos o selváticos? Ya, eso me pasaba con Jin. Y era bacán.
Cuando ya tuvo que devolverse lo acompañé al aeropuerto y lloré solo cuando se fue. Qué plancha que me viese llorando. Además estaba resfriada, así que no quería estar roja, hinchada, mocosa y fea.
Quedó de venir para mi cumpleaños, que era en septiembre, y creo que fue el mes y medio más largo de mi vida. Además la situación ya era extraña: estaría en todos los asados de fiestas patrias que hace mi familia y conocería a mis papás que no hablan nada de inglés, y obvio que tampoco hablan coreano. Dah.
Al final todo resultó bonito. Se embriagó con pisco sour y puteó a piñera (porquecómono), con mi familia se llevó bien, con el Hugo mejor, y ahora todos siempre me preguntan “¿Y cómo está ‘el’ Jin?” Con esa habilidad del chileno para poner artículos antes de los nombres propios. Y bueno, ha sido todo muy bonito, tan bonito y tan seguro que tuve la certeza de querer irme a vivir allá.
No sé por qué el destino funciona como lo hace, tampoco sé por qué ni cómo llegan las cosas, pero agradezco la llegada de 진형 a mi vida. Espero que sigamos siendo felices siempre <3. (Y espero dejar de ser tan cursi algún día).
4 Comments
You
December 11, 2018 at 1:15 amY se conocieron en un app de citas?
Coosmia
December 11, 2018 at 10:31 amHola You, sí pero no haha. Nos conocimos mejor a través de kakaotalk.
Mariana Iztxhel
December 27, 2020 at 10:33 pm¡Qué bonita historia! Ahh, me dio mucha felicidad leer esto, me sacó una que otra lágrima de alegría porque soy re cursi.
Coosmia
December 28, 2020 at 6:28 amJAJAJA yo también soy full cursi, pero qué lindo compartir la cursilería