Fashion

Slow fashion: intentando reducir mi consumo

December 7, 2018

El término no es nuevo. De hecho, data del 2007 cuando Kate Fletcher, profesora de Sostenibilidad, Diseño y Moda en el “Center for Sustainable Fashion” de la Universidad de Artes de Londres lo acuñó y divulgó en su publicación “Gestionar la sostenibilidad en la moda: diseñar para cambiar”, publicada en el año 2008.

Si bien, acá en Chile también se manejaba dentro de los círculos más cercanos al diseño, moda y artesanía, fue reconocido popularmente tras el colapso del Rana Plaza- en Bangladesh- durante el 2013, edificio utilizado por la industria textil del fast fashion el cual, tras su derrumbe, dejó la cifra de 1.129 muertos y 2.515 heridos.

Solidarity Center/Sifat Sharmin Amita

El comercio de moda sustentable tiene ciertas ideas que pueden servir de directriz para comprender el movimiento: oponerse a la moda producida en cantidades industriales, elegir ropa fabricada con materiales sostenibles y producidos en forma ética, preferir productos artesanales para apoyar a pequeñas empresas y el comercio justo y, finalmente: disminuir considerablemente el consumo de ropa eligiendo prendas duraderas y de buena calidad.

Ahora bien ¿por qué el tema me parece relevante? Fuera de la obviedad de la necesidad de mejorar nuestro consumo en todo sentido, creo que he aprendido, o he intentado, generar un cambio en cuanto a mis formas de compra de vestuario.

Los que me conocerán saben que amo la ropa y aunque si bien no tengo un estilo único y diferente, siempre intento manejar un fondo de armario que me sea agradable en cuanto a colores, estilos y telas. Esto, me llevó muchas veces a buscar en la compra una “cura” para ansidedades o tristezas, generando que, en variadas ocasiones, encontrase ropa con etiqueta que había comprado hace 4 meses atrás.

Esta foto me la tomó Lía. Mis pantalones son Zurita y los zapatos Nalca y me encanta que esté un poco borrosa.

En esa lógica de consumo, la que muchas veces suplió carencias emocionales, logré percatarme de la necesidad de un cambio. Cambio que efectivamente no era económico pero que, a la larga, me permitía tener prendas que duran años y no temporadas. De hecho, en la foto de la portada del post estoy con una túnica de “La Gaviota”, diseñada por Francisca von Hummel y que se encuentra en perfecto estado después de 4 años de uso.

Ahora tengo menos pero las cosas me duran más… y al poder ver desde cerca, como compradora y consumidora- e incluso desde mi área de trabajo donde pude participar en encuentros de artesanos y artesanas para diseñar la política que maneja el Gobierno en cuanto a la cadena de valor- las formas en las que se mueven los diseñadores chilenos, lo difícil que es la comercialización y el valor de las materias primas utilizadas, pude entender que esta lógica de compraventa es mucho más decidora que acumular prendas temporada tras temporada.

Y como punto extra, ayuda a organizarse en muchas otras áreas, como a evitar la acumulación de objetos, y la búsqueda del orden general, tanto en espacios como a nivel mental.

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