Cuando tomé el avión a Corea, uno de mis planes principales fue no dejar de escribir en el blog. Para distraerme, contar lo que me pasaba, mostrar los lugares que visitaba…Pero no es hasta casi seis meses después que estoy escribiendo algo.
Cambiarme de país fue más fácil y más difícil de lo que esperé. Fácil porque me acostumbré rápido. Jin me hizo sentir en casa, pude armar nuestro hogar con las cosas que me gustaban, conocí gente amable y los comienzos siempre son novedosos.
Pero lo fácil llega hasta ahí. No conocía nada del idioma, no estaba mi familia ni mis amigos de toda la vida y llegué acá justo para el 18 de octubre.
Como estamos “doce horas antes” acá en Corea, a la mañana siguiente del día 19 de octubre me desperté con el teléfono lleno de notificaciones. Por fin, le decía yo a Jin. Por fin estamos despertando en Chile. Por fin estamos tratando de cambiar algo. Y luego vino la violencia policial, el toque de queda, los muertos, la violencia sostenida que ya no se ocultaba. El miedo de un nuevo 73. Y como habían 12 horas de diferencia, me despertaba sagradamente todos los días a las 4 de la mañana a revisar las noticias, y luego a las 7 de la mañana. Y lloraba de impotencia.
Dentro de ese caos pasé mi primera navidad y año nuevo lejos de Chile. Fue bonito armar nuestro primer arbolito, preparar la cena, intercambiar regalos entre nosotros, comenzar con tradiciones propias de nuestra pequeña nueva familia. El año nuevo lo pasamos en la calle, pero nadie abrazaba a nadie, no había challa, ni ruido, solo muchos coreanos sacándose selfies. Fue raro pero bonito.
En enero fue mi primera junta con Maddy. Una chilena que vive hace muchos años acá en Corea. Con ella ya hablábamos un poco por Instagram así que conocernos en persona fue mucho mejor.
Es raro sentir que calzas tan bien con alguien que no habías visto antes. Algo así me pasó con Maddy. Con sentimientos similares, con penas y preocupaciones similares de las que seguimos hablando hasta el día de hoy. Suena cliché, pero conocerla fue un bálsamo que hizo que las cosas comenzaran a sentirse aún más en casa.
A los días después conocí a la Clau y fue lo mismo. Ella lleva más de 10 años viviendo acá en Corea y si bien no nos habíamos juntado nunca, la primera vez que lo hicimos hablamos sin parar. Ahora nos juntamos las tres a almorzar cerca del trabajo de la Clau en Gangnam y luego vamos por un café. Las mismas rutinas que tenía con mis amigas en Chile y que tanto extrañaba. Conversando de idioteces pero también de cosas muy serias. No sé si van a leer esto chicas per muchas gracias, me hacen muy feliz.
Y bueno, entremedio del estallido social en Chile, navidad y año nuevo llegó el Coronavirus. En enero comenzamos a utilizar máscara y ya han pasado tres meses de eso. Al principio no lo encontré muy caótico. Teníamos pocos casos y los síntomas eran como un resfrío fuerte hasta que pasó lo de la paciente 31. Sí, esa famosa paciente que fue a la iglesia dos días seguidos un fin de semana e hizo que los casos subieran de forma exponencial.
Estallido social y coronavirus. Llega el 27 de enero y Jin se corta el dedo con un cuchillo. Yo estaba terminando de ducharme y me dice gritando que tenemos que llamar a una ambulancia, salgo del baño y había sangre por todos lados, en la cocina, en el pasillo, en la pieza. Yo, cero tolerancia con la sangre, llamé por teléfono, nos avisaron que llegarían rápido y aproveché de limpiar un poco por precaución con los gatos. Pasamos por dos hospitales y nos dijeron que era necesario operar al otro día.
Volvimos a la casa, Jin tremendamente dopado así que no sintió nada, y yo me dediqué a seguir limpiando sangre. Al otro día llegamos al hospital y el doctor dijo: te cortaste venas, tendones y músculo así que el dedo está afirmado solo por el hueso. Nos dijeron que la operación era compleja y que tenía que ser con anestesia general. Y yo, intentando mostrar mi mejor cara pero muerta de susto igual de estar en un país extranjero donde no hablo el idioma y donde no sabía como preguntar nada. Jin estuvo 10 días hospitalizado.
La primera noche que pasé sola lloré mucho. Seguía limpiando sangre ajaja, estaba con los gatos que me miraban como diciéndome “oye y dónde está el otro humano”, fue una de las semanas más frías y con más nieve del invierno, tuve que ir y volver en micro- antes no había tomado micro sola- el coronavirus estaba más fuerte que nunca y la gente no se sentaba al lado mío en el bus porque era extranjera. Ya, suena super quejoso pero de verdad me afectó. Yo pensaba, si Jin tiene un accidente más serio no sé qué puedo hacer porque aún no manejo el idioma, no sé conducir, no sé hacer nada en este país. Me sentía una inútil.
Al volver Jin, la rutina ha sido ir día por medio al hospital a que reciba curaciones. Hoy el dedo ya sanó de forma exterior pero tenemos que ir para que haga ejercicios y que el médico haga un monitoreo de los avances.
Entre medio de todo este caos, también conocí a dos chicas Coreanas, Jessie y Chaehee, con las que conversamos y nos juntamos periódicamente. Ellas han sido muy lindas conmigo.
Y en esta etapa final de mis primeros meses en Corea, el coronavirus llegó a Chile y todo volvió a ser caótico. Si antes no me preocupaba por mí, ya que estoy en un país con, efectivamente, uno de los mejores sistemas de salud del mundo, ahora lo hago por mi familia, por mis abuelas. Los primeros días viendo las medidas irrisorias que tomaba nuestro gobierno fueron angustiantes.
Yo intentaba decirle a todos mis familiares y amigos que se quedasen en sus casas si es que podían, que se lavasen las manos, que usasen mascarillas. Pasaron los cumpleaños de mis papas, el primero 8M en el que no pude marchar y salí en la tele y en el diario dando entrevistas respecto al virus.
Todo ha cambiado y me ha costado un poco asimilarlo. Voy lento porque siempre he sido lenta para hacer las cosas, para hacerlas bien, para construir un presente seguro. No tengo idea lo que me deparará este año. Yo creo que a estas alturas nadie lo tiene claro, lo bueno es que el presente que tengo ahora me gusta, lo acepto y lo entiendo. Estoy preocupada pero feliz.
4 Comments
Carla Calamis
April 7, 2020 at 10:35 amEs un poco trajicomico para mi cachar que todos estos últimos meses para tí, para mi, para todos (en especial chilenos) han sido supeeeeerrrr extraños =S, metale lacrimógenas, militares en las calles, toques de queda, menos consumismo, menos mall y pensar en sobrevivir todo el rato =S….. Y mezclado con vivir en otro lado.
Yo me daré besitos solas jajsjaj porque me siento muy orgullosa de que se lleven tan bien con la Maddy porque es tan bkn 💖 muy señora bien señora jajajaja y pienso siempre que se que con ese apoyo estarás mas acompañada en tu idioma (porque obvio que lo estas con el esposo biónico).
Espero que mi post se postee porque SIEMPRE se me pifean los post en los blogs >=(
Coosmia
April 8, 2020 at 4:47 amPor fin lo lograsteeeeeee!!! y sí, se me fue mencionar que eres la celestina entre la maddy y yo jaja. Cuando vea te doy unos besitos o mejor unos abrazos.
Carla Calamis
April 7, 2020 at 10:35 amBien ctm!!! Wuksksjwjwjssj que modernidad! Me dejó guardada! =D
Coosmia
April 8, 2020 at 4:48 amEl éxito de la cuarentena ajajjajaja